- ¡Recoge tu habitación!
- ¡Para de ver la tele!
- ¡Haz los deberes!
- ¡Come con cuidado!
- ¿Quién es ese amigo?
- ¿Has visto como vas vestido?
- ¡No me hables en ese tono!
Expresiones de este tipo se vuelven cotidianas con escaso éxito; tenemos la impresión de tener que insistir una y otra vez para conseguir que nos obedezcan.
Entre la dificultad para decir “no” y el hábito de negarse sistemáticamente a las peticiones de los hijos, podemos encontrar una manera de expresarnos en la que no interviene el autoritarismo, el chantaje, ni la lástima; un modo que excluye los malos entendidos.
En este grupo continuado de trabajo, abierto tanto a conocedores de la comunicación No Violenta como a nuevos participantes, aprenderemos a ejercer nuestra autoridad sin ser autoritarios; a hablar a nuestros hijos para que escuchen, escucharles de modo que quieran hablarnos.
Sólo o en pareja, la comunicación con nuestros hijos también puede aprenderse.